jueves, 19 de enero de 2012

2012

Queridos lectores de mi abandonado blog, podéis crucificarme porque me lo merezco ¡y más cuando sepáis sobre qué vengo a escribir...! pero aunque no sirva de excusa, realmente tiene una explicación.
Además de tener unos problemas personales que resolver a contracorriente, este año los maravillosos organizadores del calendario universitario habían decidido hacer los exámenes en diciembre y en enero, por lo que en vez de hacerlos todos de una vez y descansar en paz con la nota sabida y digerida he tenido que prolongar mi aguda época de estrés, desesperación, abatimiento y desgaste físico, sin contar que pasé las vacaciones de Navidad trabajando y restando horas a mi tiempo de estudio. Pero en fin, que ya estoy aquí.

Como cada año, tenía pendiente hacer un balance del 2011 (qué lejano parece ya y no hace ni tan solo un mes..) pero no lo voy hacer porque ya hay que empezar las cosas con garra y poner la vista atrás no es compatible con ese consejo. Lo que sí quiero decir es que unos días antes de acabar el año (2010) alguien desalentado y perdido me pidió un consejo para enfrentar el nuevo año. Le dije que corriese, que no se detuviese por nada ni por nadie, que lo que vale la pena le marcará igual aunque corra, que si alguien merece la pena correrá a su lado, que todo eso de "saborear el momento" no son más que tonterías porque el tiempo, como el amor, es efímero y valioso, y dentro de un tiempo se arrepentiría de no haberlo aprovechado bien. Es algo que experimenté durante todo el año pasado y el anterior y lo recuerdo pasando veloz ante mi mente, como una bala, pero no me arrepiento en absoluto. Siempre he sido muy ambiciosa en cuanto a lo que proyectos se refiere, sin embargo, no es tiempo para soñadores y para este año no me he hecho demasiados propósitos, no porque no me crea capaz de cumplirlos, al contrario, soy la persona más terca y perseverante que puedas encontrarte, pero todo eso riñe con el hecho de que a veces hay cosas que se nos escapan de las manos, que no depende de nosotros, y estoy tan segura que mis esfuerzos no podrán ser recompensados, que he aprendido que a veces no hay que abarcar muchos planes y controlar tanto nuestras vidas.

Este año dejaré que fluya como la misma vida, sin ponerme metas ni crear sueños abstractos. Las cosas irán llegando y ya está. Quizás sea un poco de cobarde pero ahora mismo no me siento ni con la fuerza ni con el ánimo suficiente para afrontar un fracaso.

A pesar de todo, tengo que confesar y compartir algo aquí y ahora, y es que con sólo 20 días transcurridos de este 2012 apocalíptico, ya he cumplido un viejo sueño que arrastraba. Tampoco quiero alardear demasiado de ello pero quería decir orgullosa que después de incluirme en el registro de donantes de la fundación Josep Carreras contra la leucemia, la espera ha dado fruto y voy a poder salvarle la vida a alguien que será compatible conmigo y me necesita. Nunca sabré quién ha aprovechado mis células madre, pero no importa, me hace sentir inmensamente feliz.

En fin, paciencia, suerte y mucho amor para este 2012.

1 comentario:

Engràcia dijo...

Pots estar ben orgullosa de tu. Tens intel·ligència, empenta, voluntat, seny, capacitat per recomençar tantes vegades com faci falta... Ets una persona meravellosa. T'estima molt gent i ho saps.
Estima't una mica més que tu ho vals!!!

Un petó, bonica! I bon any!